lunes, 1 de junio de 2015

CARTA DE UNA DESCONOCIDA de STEFAN ZWEIG

Tras unas breves vacaciones en la montaña, R., el famoso novelista, llegó a Viena a primera hora de la mañana, compró un periódico en la estación y, al fijarse en la fecha recordó que era su cumpleaños. ¡ cuarenta y uno!. No era feliz ni desgraciado al comprobarlo. Tomó un taxi y, ojeó el periódico mientras se dirigía a su casa.
El criado le informó de las visitas y llamadas telefónicas habidas en su  ausencia. Un montón de cartas le esperaba encima de la bandeja. Abrió una o dos cartas interesado por sus remitentes y se fijó en un abultado sobre escrito con letra desconocida para él.
Cómodamente instalado en su sillón, bebió su té matinal, finalizó la lectura del periódico y leyó unas cuantas circulares. Después se encendió un cigarro, cogió de nuevo la última carta, la que había dejado para el final, sin remitente y parecía letra femenina.


Extrañado, se dispuso a leer el manuscrito. Las primeras palabra decían, a modo de encabezamiento: “ A ti, que nunca me has conocido”. Estaba perplejo. ¿Iba aquello dirigido a él personalmente o a un ser imaginario?. Con suma curiosidad reanudó la lectura:

    Mi hijo murió ayer. Durante tres días y tres noches estuve luchando con la muerte, tratando de salvar su frágil vida. Durante cuarenta horas consecutivas, mientras la fiebre abrasaba su pobre cuerpo, le velé al pie de su cama. Le puse compresas frías sobre la frente; día y noche. La tercera noche, mis fuerzas se quebraron. Se me cerraron los ojos sin darme cuenta y debí de dormir tres o cuatro horas en aquella dura silla. Mientras tanto, me lo arrebató la muerte (……).

Ya no me queda nadie en el mundo más que tú; solo tú, que no me conoces; tú, que vives alegre y despreocupadamente. Solo tú, que nunca me has conocido y a quien yo nunca he dejado de amar.

Te escribo porque no puedo continuar sola, junto a mi hijo muerto, sin abrir mi corazón a alguien. Quizá no seas capaz de comprenderme. Siento pesada la cabeza y me duele todo el cuerpo; debo de tener fiebre. La gripe está asolando el barrio y probablemente he sufrido contagio.

Solo ahora puedo contártelo todo por primera vez. Quisiera que conocieras mi vida entera, mi vida que en todo momento fue tuya y de la que nunca has sabido nada.
Si esta carta llega a tus manos, sabrás que es una mujer muerta la que te está contando la historia de su vida; la historia de una vida que desde el primero hasta el último momento fue tuya. Solo después de mi muerte llegarás a conocer mi secreto.

                    
   * Llegados a este punto hay dos opciones: os sigo contando esta historia de manera abreviada o por el contrario, podéis leer más extensamente (solo son 95 páginas) esta fantástica novela de este gran escritor austríaco.
               


                                                Carta de una desconocida.

                                                                           de Stefan Zweig.

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