miércoles, 10 de junio de 2015

AMUNDSEN Y SCOTT: LA CARRERA POR LA CONQUISTA DEL POLO SUR. (PARTE I)

A lo largo de la historia hombre y naciones han competido por ser los primeros en lograr hazañas para la humanidad.
Sin embargo, pocas veces se ha dado el caso de que dos hombres se enfrentasen a la vez al último gran desafío que le quedaba al ser humano sobre el planeta: la conquista del Polo Sur.

Hace más de 100 años, dos hombres de diferentes países y preparación, dos líderes, se enfrentaron en un duelo épico que se desarrolló en la región más fría y desolada del planeta: La Antártida.

90º latitud Sur, el punto más austral de planeta Tierra, el Polo Sur.
Todos ambicionan llegar los primeros al centro geográfico de la Antártida, es el único lugar del planeta que queda por conquistar.
Con temperaturas máximas de -90º, vientos que pueden llegar a soplar a 200 kilómetros/hora. El Polo Sur, un inhóspito lugar más frío que Siberia, más seco que el Gobi y más desértico que Arabia.

Pero en el año 1909, Ronald Amundsen, un noruego y Robert Scott, un británico, por separado a la vez prepara una expedición para conquistarlo.
Sin mapas y sin previsión meteorológica, casi a ciegas en un mundo completamente desconocido. Sin apoyo del exterior, tan solo dependían de ellos mismos para hacer frente a todos los imprevisto que les surgieran. Sin comunicación posible tenían que soportar impotentes las consecuencias de sus propias equivocaciones, de sus malas decisiones y de su mala suerte.




Solo un mar blanco de hielo, inexplorado, sin GPS, sin la tecnología de hoy en día, sin trajes de neopreno, ni comunicación con el reto del mundo por tierra, mar ni aire, tan solo una brújula, alma y corazón.

Amundsen estableció su salida desde Bahía Ballenas, en la barrera de hielo de Ross.
Planificó en secreto la expedición: seleccionó a sus integrantes, todos excelentes esquiadores; eligió la vestimenta, que incluía trajes de piel de foca traídos desde Groenlandia, y el calzado que utilizarían durante la travesía polar;

Encargó 116 perros siberianos, por durabilidad y fortaleza como animales de carga y además podían servir para alimentar a otros perros y proporcionar carne fresca para los hombres durante la expedición polar.


Compró diez trineos e instrumental científico y estudió cuál sería la mejor dieta. Los alimentos estrella serían la carne de foca, también la de perro, y el pemmican, un concentrado hipercalórico, inventado por los indios de Norteamérica, a base de carne o pescado seco molido, bayas desecadas y grasa. Amundsen incorporó verduras y harina de avena a este preparado, que podrían comer tanto los perros como los expedicionarios.

Rober Falcon Scott, oficial y explorador de la Real Armada Británica. Emprendió su marcha desde Isla de Ross, a unos 320 km al este desde la posición de Amundsen.

En lo que a transporte se refería, decidió que los perros de trineo serían solo un elemento dentro de una compleja estrategia que también implicaba caballos y trineos motorizados, además de mucha mano de obra humana.



Dos conceptos diferentes de entender la exploración: por un lado, la tecnología aportada por los británicos, que depositan todas sus esperanzas en orugas mecanizadas y en caballos, frente a huskys siberianos,  escogidos minuciosamente por Amundsen y los suyos.

En la expedición británica, militares, científicos, gente experimentada; en la expedición noruega un campeón de esquí, un arponero de ballenas, un experto en perros y otro en trineos.


La travesía al Polo empezó para Amundsen el 20 de octubre; más tarde para Scott, el 1 de noviembre.

                                                                            continuará.                                                         

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