Dicen
que el perro es el mejor amigo del hombre, pero para John Unger su perro Schoep lo
era todo.
Esta
historia de amistad comenzó 20 años atrás, cuando Unger adoptó a Schoep de un
refugio cuando solo era un cachorro maltratado y desconfiado. Tardó meses en
creer en su dueño, pero poco tiempo después se hicieron inseparables.
Unos
años después, Unger y su novia se separaron, él cayó en una profunda depresión.
Una
noche, pensando en acabar con su vida, se acercó al lago con intención de
acabar con su vida, por un segundo su mirada se cruzó con la de Schoep y éste
vio en su mirada que tenía que seguir adelante, que había que luchar como lo
había hecho él, en ese momento dio media vuelta y volvieron juntos a casa.
El
perro no durmió en toda la noche vigilando a su dueño.
“El
solo me sacó de ese momento y caminamos el resto de la noche hasta el
amanecer”, relata Unger.
Años
después, fue Schoep quien necesitaba la ayuda de su amigo debido a su ceguera y
a su dolorosa artritis que no lo dejaba descansar.
Fue
allí, en el lago Bakefield en Wisconsin, donde Unger descubrió que la
temperatura del agua relajaba y aliviaba a su mascota ya que la falta de
gravedad mitigaba los pinchazos de la enfermedad, así que Unger cogió a Schoep
y lo introdujo en el lago, le susurró al oído y el perro se quedó dormido con
la cabeza sobre su pecho.
John
Unger amaba tanto a su perro que lo llevaba todos los días al lago para que
Schoep de 19 años relajara su cuerpo dolorido por la artritis, mantener su
cuerpo a flote era la mejor manera para que durmiera tranquilo sin sentir la
tortura de sus viejos huesos.
Un
gesto con el que le devolvió el cariño que durante décadas le dio el animal.
Desde
entonces repetía desde todos los días hasta que Schoep murió en sus brazos.
La
foto de la escena fue tomada por la fotógrafa Hannah Stonehouse, la imagen
emoción al mundo entero y en poco tiempo se convirtió en viral en las redes
sociales con 351.000 “Me gusta”, donde hablaba de la amistad entre un hombre y
su perro.
Con
una simple foto de su huella en la arena y un mensaje en su Facebook, John
Unger avisó al mundo que Schoep había muerto.
"Respiro, pero no puedo tomar aliento. Schoep ha muerto".
Dedicado a Copito y Tina.
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