Durante la jornada de cierre de Expo
Management con un auditorio colmado de más de 2.500 ejecutivos y empresarios se
preguntaban por qué Fernando Parrado, uno de los 16 supervivientes de la
tragedia de los Andes les iba a dar una conferencia. ¿Qué podía contarles aquel
hombre a un colectivo de altos ejecutivos durante hora y media?.
El título de la conferencia era: “ Ningún
éxito en la vida justifica el fracaso en la familia.
Estas fueron sus palabras:
El viernes 13 de Octubre de 1972 un avión
uruguayo, que llevaba 45 pasajeros a Chile, de los cuales muchos eran
estudiantes y jugadores de un equipo de rugby, se estrelló en la Cordillera de
los Andes en su ruta hacia Santiago de Chile, entre ellos yo.
¿Han oído hablar de la
fila 9?
Los 29 sobrevivientes al primer impacto
viajaban en la parte que quedó a salvo, 24 de ellos no sufrimos rasguño alguno,
de la fila 9 para atrás no quedó nada.
De las 45 personas que iban en el avión, 12
murieron en el accidente, entre ellas mi madres, 5 murieron al día siguiente, y a los ocho
días muere Susana Parrado, mi hermana, debido a sus lesiones.
A los 16 días, una avalancha se llevó la vida
de ocho personas más, y dos jóvenes murieron a mediados de noviembre por las
infecciones de sus lesiones.
Los demás, completamos 72 días en la montaña
hasta que fuimos rescatados. Sobrevivimos 72 días donde no se sobrevive, a una
temperatura de -14º, sin agua ni comida, solos con un silencio estremecedor.
Ahí me di cuenta de que al universo no le importa qué nos pasa. Mañana saldrá
el sol y se pondrá como siempre.
Y les hago esta pregunta: ¿cómo se sobrevive
donde no se sobrevive?
Sobrevivimos porque hubo liderazgos, toma de
decisiones y espíritu de equipo, porque nos conocíamos desde mucho antes.
De los 24 que no sufrimos ningún rasguño comenzamos
a ayudar, curar a los heridos y buscar provisiones.
Administramos barritas de chocolate y
cacahuetes a un grano por horas y a cada uno.
Marcelo, nuestro capitán de equipo, asumió el
rol de líder para contenernos cuando le
preguntábamos qué pasaba, por qué no llegaba el rescate.
Decidimos aguantar, pero un día el lider se
desmoronó al escuchar por la radio que se suspendían las labores de búsqueda.
¿Cómo hubieran reaccionado ustedes?
Imagínense que yo cierro esta sala, bajo la
temperatura de -14º, sin agua, sin comida y a esperar quién muere primero.
Se hizo un silencio estremecedor en la sala.
Por lo tanto tuvimos que tomar decisiones.
En la noche 12 o 13 hablamos sobre que
teníamos que comer proteínas, y que estas solo están en los cuerpos de los
fallecidos, e hicimos lo que tuvimos que hacer como todos saben. Nos
enfrentamos a una realiadad cruda e inhumana.
La sala oía el relato boquiabiertos.
Parrado apeló a conceptos típicos del mundo
empresarial.
Hubo planificación, estrategia, desarrollo.
Cada uno empezó a hacer algo útil, que nos
ayudara a seguir vivos: zapatos, hacer bastones y a realizar pequeñas
expediciones para conocer nuestra prisión de hielo.
Hasta que me eligieron para la expedición
final, porque la montaña nos estaba mantando, nos debilitaba, se nos acababa la
comida.
Subí aterrado a la cima de la montaña con
Roberto Canessa.
Pensábamos ver desde allí los valles verdes de
Chile y nos encontramos con nieve y montañas por 360º.
Ahí decidí que moriría caminando hacia algún
lugar.
Entonces sobrevino lo que todos conocen, pero
esta historia no es la que vine a contar.
Y contó que la verdadera história empezó al
llegar a su casa, sin su madre y su hermana.
¿Crisis? ¿De qué crisis me hablan? ¿Estrés?
¿Qué estrés?.
Estrés es estar muerto a 4.000 metros de
altura sin agua ni comida.
Hay que pasar por una cosa así para darse
cuenta de la diferencia entre lo importante y lo que no lo es.
En general, siento distintio en la percepción
de los problemas del día a día: la gente se complica, y yo me volví bastante
simple.
Y recordó un diálogo que tuvo con su padre:
"Mira para adelante, anda tras esa chica
que te gusta, ten una vida, trabaja. Yo cometí el error de no decirle a tu
madre tantas cosas por estar tan ocupado, de no compartir tantas festividades
con tu hermana, no darme el tiempo de conversar con ellas mis vivencias, no decirles
cuanto les amaba"
Y cerró diciendo:
Las empresas son importantes, el trabajo
también lo es, pero lo verdaderamente valioso está en casa después de trabajar:
la familia.
Mi vida cambió, pero lo más vlioso que perdí
fue ese hogar que ya no existía al regresar.
No se olviden de quien tienen al lado, porque
no saben lo que va a pasar mañana.
Ningún éxito en la vida justifica el fracaso
en la familia.
Una lección de vida que acabó con una
interminable ovación que lo despidió en pie...........
Si
tienes un cálido hogar piensa,
eres una persona con suerte.
Fiat Lux.
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