lunes, 27 de abril de 2015

LA KAABA


En principio decir que La Kaaba es un edificio que debe su nombre: El Dado, El Cubo, a su forma y que sus esquinas están orientadas hacia los puntos cardinales. Está ubicado en La Meca, ciudad sagrada del Islam y lugar de nacimiento de Mahoma, en la península arábiga. Y para los musulmanes, su importancia es equiparable a la del Templo de Salomón en Jerusalén para los judíos, o a la de la Basílica de San Pedro en Roma para los católicos.

Para los musulmanes es la morada de Dios:Baitullahi-l-haram, (la casa sagrada de Alá) y la consideran la primera obra de la creación. 
Alrededor de este edificio se construyó en el siglo VIII la mezquita de Al-Haram. Bajo estas premisas, la peregrinación a este lugar santo es uno de los cinco pilares básicos del islamismo y todo buen musulmán siempre que pueda debe acudir, al menos, una vez en su vida en peregrinación para santificarse.

La tradición musulmana recogida expresamente en el Corán dice que la Kaaba fue construida hace 4.000 años por Abraham y su hijo Ismael en el mismo lugar donde Adán edificó el primer templo o morada de Dios que fue milagrosamente izado a los cielos antes del Diluvio Universal. También colocaron en la esquina oriental del edificio la Piedra Negra que les entregó el arcángel Gabriel. Una vez que estuvo terminado el templo, Alá ordenó a Abraham que convocase a toda la humanidad para visitar la Kaaba. Es por ello que cuando un musulmán la visita, exclama: “¡Heme aquí: Ho, Señor!.”



Mahoma recoge en el Corán los relatos populares existentes que hablaban del viaje de Abraham a La Meca, si bien existían más relatos y leyendas, con seguridad provenientes de los grupos judíos de Arabia: por ejemplo, que en la zona estaba el sepulcro de Eva.

Para los musulmanes, La Kaaba es la representación de la Osa Polar y por lo tanto el centro del Universo, en una visión un tanto esotérica, y la ubicación geográfica del corazón de la humanidad en una lectura más mística. Se trata del vínculo que une el mundo superior con el inferior y que fue el lugar de encuentro de los padres de la humanidad: Adán y Eva. En los giros rituales los fieles se integran en el torbellino cósmico y así, Dios, el Creador, los acoge en su morada de paz.


La Piedra Negra está engastada en un bloque de plata que aglutina todos los fragmentos que resultaron después de que estallara debido al calor provocado por un incendio en el año 683. Se trata de una pieza de basalto negro con posible origen volcánico de unos 30 cm. La piedra fue robada en 930 y restituida veinte años después. Para los fieles musulmanes la Piedra Negra es un meteorito, para otros es un trozo de la estrella Osa Polar y le fue entregada a Abraham e Ismael por el arcángel Gabriel en la colina de Abu Qubays, quienes la empotraron en el lugar que actualmente ocupa (en la esquina oriental de La Kaaba a 1,40 m de altura) y que marca el inicio y final de cada una de las siete vueltas rituales que cada peregrino debe dar a La Kaaba como los ángeles lo hacen en torno a Dios. Los peregrinos intentan besarla o tocarla en señal de veneración, pero nunca de adoración; ni siquiera es el punto de postergación, pues lo es cualquiera de La Kaaba. Los musulmanes dicen que la piedra descendió a la tierra más blanca que la leche, pero los pecados de los hijos de Adán la volvieron negra.


En la cercanía de La Kaaba está la fuente de Zem-Zem que fue obra del ángel que se apiadó de Agar, la esposa verdadera (para los ismaelitas) o la esclava concubina (para los judíos) de Abraham, que fue maltratada por Sara (“la otra” para unos y “la señora” para otros) y tuvo que vagar con su hijo Ismael por el desierto, hasta que recaló en La Meca, donde pudo remediar su sed fatal gracias al agua que hizo brotar el ángel en la explanada en que se encuentra La Kaaba. Igualmente en esta plaza está la piedra (Makam Ibrahim) que, según la tradición, conserva la impronta de los pies del mismísimo Abraham. También en los alrededores de la mezquita están enterrados muchos de los profetas, incluido el propio Ismael, hijo de Abraham.

La participación de Abraham en la reconstrucción de La Kaaba tiene un claro valor simbólico para el Islam, al presentarse como la vuelta a la pureza religiosa primitiva que había quedado mancillada por los errores de los judíos y de los cristianos. Pero el verdadero valor sagrado de La Meca es ser el lugar elegido por Dios para hacer la revelación y La Kaaba representa la unidad del mundo musulmán a pesar de las diferencias doctrínales entre unas corrientes u otras (en especial entre los chiítas y los sunitas).
                                                                                                                            Fiat Lux.

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