lunes, 2 de febrero de 2015

HITLER Y LAS RELIQUIAS DE PODER.

Quien la sostenga en sus manos, sostendrá, para bien o para el mal, el destino del mundo”.

Así reza la leyenda que acompaña a la  “Lanza de Longinos” , el poseedor de la lanza no perderá jamás una batalla, sin embargo, si el propietario se separa de ella sufrirá derrota y muerte.
Esta es una de las  reliquias sagradas de Cristo, la lanza  con la que el soldado romano Cayo Casio Longino atravesó el costado de Jesús en su crucifixión

Tras la muerte en cruz de Cristo, José de Arimatea se preocupó por preservar la copa de la última cena, la cruz, los clavos, la corona de espinas, la lanza citada en el evangelio y el sudario de Cristo. Con el tiempo Santa Elena, padre de Constantino, decidió buscarlas.
Así comienza la leyenda de las “Reliquias Sagradas” y su poder místico.


Todo comienza un día cuando Adolf Hitler era soldado, estando en una trinchera con otros compañeros en medio del fuego cruzado oyó de la nada una voz que le dijo: “levántate y ve hacia allá”. Se levantó y se retiró unos metros cuando al girar comprobó que un obus cayó justo en la trinchera donde estaban sus compañeros y en la misma zona donde  unos minutos antes estaba él.
También está el caso del 9 de noviembre de 1923, tuvo lugar el famoso golpe de la cervecería en el que Hitler también salvó la vida misteriosamente en un atentado.
A partir de ese momento comenzó a creer firmemente en la providencia y que Dios lo protegía.
Todos vieron en esto indicativo de que algo sobrenatural guiaba al joven Hitler.

Comenzó a leer y a creer en el poder mágico de los símbolos, que le llegaron a obsesionar sobremanera. Fue quien ideó el símbolo conocido por todos como la Esvástica, que para quien no lo sepa, este símbolo con forma de cruz, proviene de culturas orientales, más concretamente del S. V. Se la menciona por primera vez en los Vedas, aunque también en el Hinduismo e incluso en la cultura romana.
En sánscrito significa buen presagio, fortuna, éxito y prosperidad; por eso Hitler lo reutilizó como emblema para su partido, la adaptó como su bandera pasando a ser el fondo rojo, el símbolo de la sangre y la idea social; sobre un círculo blanco para simbolizar el nacionalismo y la pureza de la raza, en el centro, la esvástica o cruz gamada negra.
Un símbolo que como podemos comprobar ha sido desprestigiado al ser relacionada con el nazismo.


Comenzó a codearse con un grupo de esotéricos entre ellos Rudolf Hess(su mano derecha) y Heinrich Himmler (iniciado en las ciencias ocultas), juntos formaron un grupo de ocultismo llamado “Sociedad Thule”, donde debatían sobre alquimia, astrología, espiritismo, leyendas artúricas y el catarismo.

Hitler se adentra en el ocultismo tras el estudio del poema épico Parzival  y Santo Grial. Todo ello fascinó a Hitler y a su grupo de  “magos”, miembros de poderosas sociedades secretas que le influyeron a la hora de tomar decisiones, siempre bajo la creencia que estas les darían un poder absoluto.
Creo una unidad paramilitar dentro de la SS conocida como la Ahnenerbe con expediciones por medio mundo en busca de los orígenes de la raza Aria (de la que creían que descendían) y objetos de poder que les ayudara a dominar el planeta como el “Santo Grial”, el mítico “Reino de Shambala” y la “Lanza de Longinos”.


Intentaron robar de la abadía de Westminster la piedra de “Isco” sobre la que se coronan los reyes de Inglaterra y que los nazis creían que es la piedra sobre la que se recostó Jacob cuando tuvo su sueño con la escalera que llevaba a Dios.

Otro objeto de obsesión fue la Lanza de Longinos.
Dicha lanza fue un talismán poderoso para Constantino el Grande, el primer emperador cristiano de Roma, para el rey francés Carlos Martel, quien expulsó de Francia a los árabes en el siglo VIII; para el emperador Carlomagno y para el mismísimo Federico Barbarroja quienes salieron victoriosos de sus batallas.
Esta pieza que estaba en el Museo de Viena pasó a manos de Hitler cuando se anexiona con Austria.
Se cree que la Lanza si que cumplió su profecía sobre un final terrible, ya que cuando el Régimen Nazi perdió la guerra, los americanos, el 7 de agosto de 1945 encontraron en un cavidad secreta tapiada en un bunker que servía de refugio antiaéreo, justo en ese momento, cuando la Lanza fue hallada, en otro bunker Hitler se suicidad de un tiro en la boca.

Otra de las piezas fue el Santo Grial, el cáliz que utilizó Jesús en la última cena y en la que recogió su sangre cuando murió crucificado.
Se cree que los custodios eran los Cátaros, y la expedición capitaneada por Otto Rahnn  los buscó en Monsegur, en el Langedoc francés e incluso aquí en España, en Monserrat, a finales de 1940, pero el padre Ripoll se negó a enseñarles los pasadizos.


Otro de los tesoros ambicionados por el Ahnenerbe fue el Arca de la Alianza, su búsqueda llevó a la sección arqueológica de la SS nuevamente a España, según las Sagradas Escrituras, Dios ordenó a Moisés construir un arca como símbolo de la alianza entre él y el pueblo de Israel, los judíos la construyeron y guardaron en su interior las Tablas de la Ley o los Diez Mandamientos, la Bara de Aarón y Maná en un jarro dorado.
Se trataba de un arma muy poderosa, tocarla provocaba la muerte y poseerla otorgaba la victoria. Con ella, los hebreos marcharon durante siete días alrededor de la cuidad de Jericó, el séptimo día los sacerdotes tocaron sus trompetas y la ciudad se derrumbó.
Pero en caso de encontrarla los nazis, se toparían con un problema, y es que según la tradición judía solo un gran rabino judío podía abrirla sin morir porque para ello era necesario conocer el verdadero nombre de Dios. Únicamente mediante la cábala se podrían encontrar la fórmula para conocerlo.
Pero encontraron a un cabalista judío en Autswich, que al no querer volver al campo de concentración quien condujo a la Ahnenerbe hasta la comunidad judía de Toledo.
Debieron encontrar algo allí porque poco después se dirigieron al Museo Arqueológico Nacional donde creen que se podría encontrar entre una colección de piezas del antiguo Egipto recopiladas por una logia masonica………pero no, no la encontraron.

Y menos mal, ya que sin esa ayuda “divina” consiguieron poner en rojo a todo el mapa de Europa.
Aunque el mayor poder que tenía imperio nazi manaba de la boca de su líder, una persona que aunque pueda parecer insignificante cuando hablaba en sus mítines producían un gran poder de exaltación sobre las masas allí congregadas y que no dudaron en seguirle ciegamente a la conquista del mundo.

        Y es que el poder del ocultismo solo reside en el dominio que alguien tiene sobre aquellos que si creen en él.

                                                                                            Fiat Lux.


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