lunes, 25 de agosto de 2014

EL NACIMIENTO DE LOS MITOLÓGICOS DIOSES GRIEGOS


Al principio de todo, no existía nada más que una masa confusa sobre la que reinaba Caos, que compartía su trono con Nox, la diosa oscura de la noche.

En la fatigante eternidad del su reinado,  Nox con la ayuda de su hijo Erebo, que significa oscuridad decidieron destronar a Caos,.

una vez hecho esto, Erebo se unió a su madre y engendraron dos hijos: Eter (Luz) y  Hemera (Dia), los cuales con el tiempo destronaron a ambos y decidieron transformar el mundo caótico en algo bello, con la ayuda de Eros (Amor), el hijo que ambos habían engendrado, de ellos también nacieron Gea (Tierra) y Pontos (Mar).

Eros, enamoró y embelleció a Gea, quien le respondió creando a Urano (Cielo). Y sucedió que al ser estos dos últimos mas poderosos que sus predecesores, les forzaron a marcharse y reinaron en su lugar.

Poco tiempo después , Urano y Gea engendraron a los doce Titanes (seis hembras y seis machos): Océano, Coeus, Crius, Hiperión, Yapeto, Cronos, Ilia, Rhea, Tetis, Temis, Mnemosine y Feba. Los Titanes eran seres gigantescos y tan poderosos que su padre Urano los odiaba, pues temía correr la misma suerte que sus predecesores. Para evitar esto, los fue arrojando poco tiempo después de su nacimiento al fondo de un abismo absoluto y oscuro, llamado  el Tártaro, el lugar subterráneo más profundo de la Tierra, situado en el fondo de los Infiernos, separado de la superficie terrestre por una distancia igual a la que existe entre el Cielo y la Tierra, más allá de él no existe nada.


Después de los doce Titanes, Gea Urano, engendraron tres Cíclopes: Brontes (Trueno), Esteroges (Relámpago) y Arges (Relámpago difuso). Los Cíclopes eran seres fabulosos que se caracterizaban por tener un solo ojo en el centro de la frente.  Todos ellos fueron arrojados a las profundidades del Tártaro, junto con sus hermanos los Titanes.

Pero Gea, se sentía ultrajada por el trato recibido a sus hijos, y por ello juró venganza. Tras descender al Tártaro, urgió a los Titanes, que eran los más inteligentes de sus hijos, a conspirar contra Urano , su padre y destronarle. Solo Cronos (Tiempo), el más joven y osado tuvo el valor de seguir los consejos de su madre.
Urano enfurecido por semejante ultraje, maldijo a Cronos, quien le profetizó que también le llegaría el día en que un hijo suyo le destronase.

Cronos decidió liberar a sus hermanos y se unió a Rhea. Decidió repartir el gobierno del mundo con ellos; así que a Océano le otorgó el dominio de los mares;  a Tetis, el dominio de los ríos; a Hiperión, el sol y a Feba la luna.
En los días de prosperidad, los Titanes contrajeron matrimonio entre ellos, pero la paz del reino se rompió con la llegada de descendencia. Cronos temeroso al recordar la palabras de su padre, decidió acabar con ellos. Nada más nacer los engullía enteros, ante el horror y al impotencia de Rhea.

Cuando esta quedó en cinta por sexta vez, decidió que había llegado el momento de actuar, así que resolvió engañar a su marido-hermano. Cuando este le pidió que le entregara al niño, ella, astutamente, envolvió una gran piedra en los pañales del bebe y se lo entregó sollozando. Cronos la engulló si tan siquiera mirarlo.
Rhea sabía que no podía criar al niño sin que él se percatase, así que confió el cuidado del bebe al que puso por nombre Zeus, a las Ninfas Melianas: Adrastea e Io, las cuales le escondieron en una cueva del monte Ida.

Zeus llegó a la edad viril y el día en que debía cumplir con la profecía, y ayudado por Rhea y Metis, hija de Océano, tomó por sorpresa a su progenitor y le hizo tomar una pócima vomitiva elaborada por Metis, por medio de la cual Cronos vomitó primero la s pieda y después todos los hijos engullidos, uno por uno: Poseidón, Hades, Hestia, Deméter y Hera.
Zeus al igual que su predecesor, dotó a sus hermanos y hermanas una porción justa de su nuevo reino y el se instaló en el Olimpo, la montaña más alta que encontró.

Pero solo los Titanes más sabios Mnemosine, Temis, Océano e Hiperión se sometieron al nuevo soberano. Los demás nombraron a Atlas, hijo de Japeto, como jefe de los Titanes oponiéndose a Zeus, pues las fuerzas de Cronos comenzaba a flaquear y todos quería el Trono. Fue así como comenzó la primera guerra de los tiempos, una guerra civil que enfrentó a hermanos contra hermanos.

Se desencadenó una guerra cruenta que se prolongó durante diez años. Desde lo alto del Cielo hasta lo profundo del Tártaro resonaba el fragor de la batalla.
Zeus contaba entre sus filas no solo a sus hermanos sino también la ayuda de Oceánide Estigie y sus numerosos hijos, pero necesitaba más ayuda ya que sus adversarios eran más numerosos y se acordó de los Cíclopes y del los Centímanos, que seguían encarcelados en el Tártaro olvidados por todos. Zeus bajó sigilosamente y mató a Campe, la carcelera, cogió las llaves y después de liberarles los fortaleció con comida y bebida. Los Cíclopes entregaron a Zeus como agradecimiento el Rayo; a Hades le dieron el Casco de la Oscuridad y a Poseidón un Tridente.

Los tres hermanos armados urdieron un plan para terminar rápidamente con la guerra, Hades entró sin ser visto en presencia de Cronos para robar sus armas, mientras Poseidón le amenazaba con su Tridente, Zeus hizo caer sobre él su terrible Rayo. Mientras, los gigantes Centímanos arrojaban cientos de rocas sobre el resto de los Titanes, que huyeron despavoridos.
Esta guerra de Titanes fue conocida como “Titanomaquia” en recuerdo a los gigantes. De este modo Cronos, y todos los Titanes que le habían seguido fueron recluidos al Tártaro y guardados allí por los gigantes. Pero Atlas, por ser el cabecilla del grupo sublevado, recibió un castigo ejemplar: fue condenado a llevar sobre sus hombres el peso del Cielo.


 y así se comenzó la creación de los dioses y mitos griegos de los que tantos hemos oído hablar y de otras historias fantásticas que más adelante os contaré

                                                                                                       Fiat Lux.


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