lunes, 4 de enero de 2016

LAS SABINAS, LAS PRIMERAS MUJERES DE ROMA

Rómulo fue el primer rey de Roma y fundador de la ciudad. En el año 753 a.c, comenzó a construir la ciudad de Roma y con la finalidad de poblarla rápidamente, invitó a que se instalara toda clase de gente; prófugos, refugiados y ladrones aduciendo que era la mejor ciudad para vivir en libertad.
Pero la colonia estaba formada íntegramente por varones, pronto se dieron cuenta de que le problema más grave era la falta de mujeres. Si no las conseguían rápidamente, el futuro de la ciudad estaba destinado al fracaso.
Entonces pusieron sus ojos en las hijas de los Sabinos, los habitantes de la vecina colonia de Quirinal.
Los senadores fueron a visitar al pueblo vecino para explicarle sus intenciones. Ninguno acepto la oferta de los romanos, puesto que los habitantes de Roma dejaban mucho que desear y ningún padre quería entregar a sus hijas a ese tipo de gente.
Los romanos se sintieron agraviados ante la negativa, pero Rómulo les dio a conocer un nuevo plan.
Cuando llegó la fiesta del dios Consus, Rómulo organizó unas grandiosas carreras de caballos invitando a las poblaciones vecinas. Roma se llenó de visitantes para la fiesta ya que llegaban familias enteras para celebrar el gran acontecimiento.
En aquel entonces, los vecinos más numerosos y poderosos de la región eran los sabinos y eran los que en mayor número se habían presentado para honrar al dios Consus.
Cuando todos los visitantes se hallaban entretenidos participando de las competencias, los hombres de Rómulo raptaron a todas las muchachas que encontraron y las escondieron.
Los vecinos se enfurecieron y solo pensaban en vengarse de los romanos.

Las Sabinas secuestradas estaban muy asustadas ya que no conocían los planes de los romanos. Pronto, Rómulo se presentó ante ellas para calmarlas diciendo:-No deben tener miedo. Nada malo les ocurrirá. Solo deseamos que conozcan a los ciudadanos romanos, se enamoren, se casen y tengan muchos niños para que la ciudad de Roma crezca y sea próspera.
Los ciudadanos romanos se mostraron atentos y cariñosos con las jóvenes y ellas pronto accedieron formar nuevos hogares.
Las poblaciones vecinas no podían perdonar a los romanos por haber quedado sin hijas y para rescatarlas eligieron a Tito Lacio, rey de los sabinos.
Mientras estudiaba cuidadosamente acerca de la manera de atravesar la muralla de Roma, vio a una joven muchacha que salía de las puertas de la ciudad para llenar su cántaro con agua. Esa joven se llamaba Tarpeya y era hija del alcalde de la ciudad.
A Tarpeya le apasionaban las joyas de oro. Cuando vio al grupo de sabinos con sus relucientes brazaletes quedó deslumbrada y les preguntó:- Dime, ¿Esos brazaletes que llevas en tus muñecas, son de oro?
Tito Lacio respondió:- Son de oro puro y tú puedes tenerlos esta misma noche, si quieres.
-Dime que debo hacer- Respondió Tarpeya .
-Solo debes descorrer los cerrojos de esta puerta a medianoche y todos estos brazaletes serán tuyos.-le confió Tito Lacio.
A la hora señalada, Tarpeya corrió los cerrojos y luego fue ante los sabinos a reclamar su recompensa.
-¿ Tu quieres nuestros brazaletes?! Pues aquí los tienes!-y la golpearon duramente hasta matarla.
Luego la arrojaron desde una roca, que desde entonces se llama Roca Tarpeya.
Nadie esperaba ese sorpresivo ataque, y mucho menos Rómulo que dormía placidamente. Los romanos trataron de defenderse ante una nueva embestida sabina. Rómulo, desesperado le prometió al dios de los dioses erigirle un templo en el lugar exacto en que ganasen la batalla y luego volvió a arengar a sus hombres con una nueva esperanza y el combate que parecía perdido volvió a equilibrarse.
Cuando la lucha se inclinó a favor de los romanos, las sabinas, tomaron a sus hijos de la mano y se interpusieron entre ambos bandos. Pues si vencían los sabinos, ellas perderían a sus maridos, y si vencían los romanos tendrían que llorar la muerte de sus padres y hermanos.  Por lo que les pidieron por favor que no pelearan más, ya que no deseaban quedarse ni huérfanas ni viudas.

Esto terminó con todas las guerras. Rómulo y los Sabinos firmaron una alianza que los unió para siempre. Tito Lacio gobernó juntamente con Rómulo hasta que falleció, y luego Rómulo fue el rey de romanos y sabinos.

                                                                                         Fiat Lux.

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