martes, 7 de abril de 2015

¿PUDO SOBREVIRVIR JESÚS A LA MUERTE EN CRUZ? PARTE II

Como hemos visto en el anterior post las primeras dudas sobre la muerte de Jesús aparecen durante su detención; y es que Pilato, el procurador romano de Judea sentía cierta simpatía hacia el maestro. Para comprender mejor esto voy a citar un texto bíblico:

Evangelio de Juan (19-12): “Desde este momento Pilato intentó liberarlo; pero los judíos gritaban: Si lo dejas ir, no eres amigo del César; todo aquel que se declarara rey se declara contra el César”.

Evangelio de Mateo (27,19): Cuando ya estaba sentado Pilato en el tribunal, su mujer le mandó decir. “No le hagas nada a este justo, que hoy he sufrido mucho en un sueño a causa de él”.

(27, 24): Viendo Pilato que no conseguía nada, sino que le tumulto aún crecía, tomó agua y se lavó las manos delante el pueblo diciendo: “Yo soy inocente de esta sangre; vosotros veréis”.

Evidentemente Pilato no deseaba la muerte de Jesús. Pero los judíos declararon a Jesús rebelde, ya que deseaba llegar a ser rey. Advirtieron a Pilato que, si lo dejaba libre sería desleal al César. Pilato que no se podía jugar su alto cargo, solo lo quedaba la opción de ajusticiar a Jesús, de forma que, aparentemente muerto, pudiera sin embargo seguir con vida.
Así que fijó en primer lugar la crucifixión un viernes, a pocas horas de la puesta de sol, y a punto de caer la noche del gran Sabbat. Especulaba Pilato con que de acuerdo con las leyes judías, el cuerpo de Jesús no podía permanecer en la cruz después del anochecer. Y así fue: Jesús fue bajado de la cruz antes de caer la noche. Y es improbable que, mientras los dos ladrones que fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús, estaban vivos en el momento de quebrarles las piernas los soldados, Jesús ya hubiera muerto. También en el instante preciso aparece en escena un hombre llamado José, declarado amigo de Pilato y persona notable de la localidad y discípulo secreto de Jesús. Este de hombre se lleva el cuerpo de Jesús a un lugar en el que los judíos no tenían nada que buscar.

En la misma Biblia encontramos una referencia al hecho:

Lucas (23, 44-46): Era ya cerca de la hora sexta cuando, tapado el sol, las tinieblas se extendieron sobre la tierra hasta la hora nona, y el velo del templo se rasgó por medio. Jesús con una voz vigorosa, exclamo:

Como dice en Lucas, exclamó con voz vigorosa, por lo tanto se puede decidir que estaba más vivo que muerto.

También leemos en,

Mateo (27,46): Y alrededor de la hora nona, Jesús exclamó con voz fuerte: “Elí, Elí, ¿Lemá sabactani?


Jesús fue crucificado un viernes. El sábado es el Sabbat judío. Esta circunstancia obligaba a bajar el cuerpo de Jesús antes de la caída de la noche, ya que el día judío comenzaba por la noche, es decir, el sábado comenzaba a contar a partir del viernes por la noche. Estaba prohibido, según las leyes judías, dejar colgado en la cruz a un ajusticiado durante el sábado del Sabbat, por lo que Jesús solo pasó seis horas en la cruz, y es sabido que un hombre puede durar varios días en esta horrible condición.
Algunos deducen que el verdadero objetivo de la crucifixión de Jesús no era la muerte inmediata, también es sabido que al ajusticiado si se le baja a tiempo y se le trata cuidadosamente, generalmente puede sobrevivir.


Otro dato a tener en cuenta es que Pilato, persona que conocía por experiencia lo que tarda una persona en morir en la cruz, se extrañó de que Jesús hubiera muerto cuando José de Arimatea fue a verle y le pidió el cuerpo de Jesús, leemos en:

               Marcos (15,44): Pilato se extrañó de que estuviera muerto.

Vayamos ahora a la famosa Síndone o Sudario de Turín, varios expertos han llegado a la conclusión de que Jesús fue enterrado vivo. Las veintiocho manchas de sangre del sudario avalan esta teoría. Resulta científicamente imposible que un cadáver sangre. Es de ley natural que en un cuerpo muerto no hay circulación sanguínea, esta se va retrayendo en las venas, los capilares sanguíneos  bajo la superficie de la piel se vacían, apareciendo la palidez de la muerte en el cuerpo.
Si había rastro de sangre es debido a que el corazón seguía bombeando, aunque fuera levemente, por lo tanto Jesús seguía con vida.


Una vez bajado de la cruz, según se ve, con vida, se suceden una serie de acontecimientos que indican que se le intentó curar.
Recordemos aquí la simpatía de Pilato hacia Jesús al observarse que Jesús no fue entregado a sus enemigos, si no a los que eran sus amigos como vemos en:

Evangelio de Juan (19, 38-39): Después, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, a escondidas por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús, y Pilato se lo concedió. Fueron pues, y se los llevaron. Nicodemo llevo una mezcla de mirra y aloe de unas cien libras.


Jesús de llevado a la tumba de José de Arimatea, y esta no fue rellenada con tierra, como es costumbre entre los judíos, si no que únicamente fue tapada con una gran piedra. Se trataba de una tumba espaciosa en la cual había aire suficiente para respirar.

Evangelio de Marcos (15, 46-47; 16, 1-7): José de Arimatea compró una sábana, bajó el cuerpo, lo envolvió, lo depositó en un sepulcro tallado en la roca e hizo rodar una piedra para poder tapar la puerta del sepulcro. María Magdalena y María, miraban donde lo ponían. Pasado el sábado, María Magdalena y Salomé compraron perfumes para ir a ungirlo. A primeras horas de la mañana del domingo llegaron al sepulcro a la salida del sol. Y se decían entre ellas: “¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del sepulcro?. Miraron y vieron que habían retirado ya la piedra. Entraron entonces en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco y se asustaron. Pero él les dijo: “No tengáis miedo. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí; ved el lugar en lo que lo pusieron. Pero id a decirles a sus discípulos y a Pedro que os precede en Galilea; allá lo veréis tal y como os dijo”.

La afirmación de que María Magdalena y Salomé entraron en el sepulcro indica las dimensiones espaciosas de este.

Por otra parte, existen indicios de que Jesús fue curado de sus heridas por Nicodemo. Este le aplicó ungüento en las heridas, que se conoce desde entonces como “el ungüento de Jesús” o también el “ungüento del profeta”, citado en numerosos tratados médicos orientales, en muchos de los cuales también se afirma que es el ungüento aplicado a las heridas de Jesús cuando fue bajado de la cruz. Se puede ver en libro “Qanun, por Shaikh-ul-Rais Bu Ali Sina, vol III, pag 133, conocido en occidente como Canon de Avicena).

También hay que observar que Jesús una vez curado sale del sepulcro apartando la roca que tapaba la entrada. Lo cual indica que de ahí salió un cuerpo físico, no un ente espiritual o divino, por lo que no hubiera sido necesario desplazar la roca.


Más tarde y curado de sus heridas, Jesús precede a sus discípulos en el camino a Galilea.

                                                                  Continuará………………………


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