lunes, 13 de abril de 2015

¿PUDO SOBREVIVIR JESÚS A LA MUERTE EN CRUZ? PARTE FINAL

En el anterior post, vimos como Jesús abandona el sepulcro, primero se encuentra con María Magdalena y ésta abraza sus pies (señal de cuerpo físico), y a la que Jesús encarga que comuniquen a sus discípulos que se trasladen a Galilea para reunirse con él.

        Evangelio de Mateo: Entonces Jesús les salió al paso y les dijo: “Salve”. Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces Jesús dijo: “No tengáis miedo; id y decidles a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán”.

Luego Jesús fue visto por Santiago y por Pablo, como leemos en la primera epístola a los Corintios (15-78):

         Después se le apareció a Santiago; luego a todos los apóstoles; y por último, se me apareció a mí.

Jesús se ve esporádicamente con sus amigos, no dejándose ver abiertamente en público por temor a que le reconozcan y le prendan los judíos. Luego Jesús emprende una caminata a pie de unos 100 kilómetros para llegar a Galilea y despistar así a sus posibles perseguidores.
Hay más pruebas en el N.T de que Jesús seguía en cuerpo humano; que no se había espiritualizado, leemos:

           Lucas (24,37-39): Despavoridos y llenos de temor, pensaron que veían a un espíritu, y les dijo: “¿Por qué os asustáis y por qué os vienen al corazón estos pensamientos? Miradme las manos y los pies, que soy yo mismo; palpadme y mirad; que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que tengo yo”.

En los siguientes versículos Jesús muestra tener hambre. Algo absolutamente inconcebible en un ente divido o espiritual:

         “¿Tenéis algo para comer?”. Ellos le dieron un trozo de pescado asado; lo tomó y se lo comió delante de ellos.

En el evangelio de Juan, leemos como Tomás palpa las heridas de Jesús. Demuestra así que se les apareció en cuerpo tangible.

            Juan (20,20): Les mostró las manos y el costado.

           Juan (20-27): Después le dijo a Tomás: “acerca el dedo aquí y mira mis manos, y acerca la mano y ponla en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente”.

Lo que queda claro es que Jesús tiene que desaparecer de Palestina. Tomó, como hemos visto, lo últimos contactos con sus discípulos, con cuidado de no ser descubierto y emprendió marcha hacia el Este.  Era al fin y al cabo un hombre perseguido. Perseguido, torturado y atormentado, tanto física como mentalmente, era incapaz de soportar un segundo enfrentamiento con sus enemigos. Para no ser descubierto, incluso se disfraza durante los últimos días de su estancia en Palestina, como lo demuestra el evangelio:

              Marcos (16, 12): Después de esto desapareció en una figura distinta.

Como ya he mencionado,  Jesús huye disfrazado por lo que no es reconocido por María Magdalena:

             Evangelio de Juan (20, 14): Diciendo esto se volvió y vio a Jesús allí, de pie; pero no sabía que era Jesús.

Pero, aparte de que ahora se veía forzado a huir, Jesús tenía de todos modos que acabar de cumplir la misión para la que fue enviado.
De haber muerto efectivamente en la cruz, Jesús habría fracasado en el cometido que le fue asignado.


Jesús fue enviado principalmente, según los evangelios, para cumplir la ley y para buscar y salvar a las antiguas tribus perdidas de Israel. Esta segunda misión es la que nos interesa.

                Lucas (19,10): Que el hijo del hombre ha venido a buscar y salvar aquello que se había perdido.

En este mismo sentido, Jesús recomienda a sus discípulos:

                Mateo (10, 5-6): No os encaminéis a tierras de paganos, ni entréis en la ciudad de los samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de Israel.

Jesús debía ir en busca de las tribus perdidas de Israel. Fue Josué quien dividió Tierra Santa entre los hijos de Israel quedando dispersas a través de Palestina y que estas nunca regresaron.
En el segundo libro de Esdra, se menciona que alguna tribus tuvieron que andar un largo camino que duró año y medio hasta establecerse en los límites occidentales de la India, Punjab y hasta el valle del Indo. En incluso hay escritos que sitúa otras en el Tíbet y Cachemira, llegando a través de Afganistán.


Jesús según los relatos bíblicos se encaminó hacia Emaús, hacia el valle de Josafat, habría pasado a través del Occidente de Judea y habría llegado a Samaria, un país en que les estaba prohibido entrar a los judíos. Habría alcanzado finalmente Nazaret, encaminándose al lago Tiberiades (Juan 21, 1). De Nazaret partían grandes caravanas en ruta a Damasco.

En el Corán se puede leer:

               Corán (23, versículo 50): E hicimos con el hijo de María y con su madre un milagro, y los refugiamos en una benéfica colina provista de manantiales.

Durante esos días, María, su madre viajaba con él, llevaba un bastón de mano y viajaban a pie, llegaron a través de ruta comercial hasta Urfa y en cuatro horas llegaron a Alepo para proseguir su viaje.

Jesús para a Irán, llegando a la frontera entre Pakistán y Cachemira, hasta la localidad de Taxila, donde se encontraba Tomás.
Los tres salen de Taxila y prosiguen camino a Cachemira, pero María no llegaría a ver el llamado “Paraíso sobre la Tierra”. No soportando las penalidades del largo viaje muere en un pequeño pueblo de Murree, situado por carretera actual a unos 70 kilómetros de Taxila. En lugar en que está enterrada María se conoce con el nombre de Mai Mari de Asthan, que significa “lugar de descanso de la madre María”. De acuerdo con la costumbre judía, la tumba esta orientada de Este a Oeste.

De Murree, Jesús prosiguió hacia Srinagar entrando por Cachemira a través del prado llamado hoy Yusmarg (prado de Jesús) donde estaba habitado por una tribu judía. Jesús llegó en calidad de profeta. Dedicó sus días y noches a las oraciones y fue muy piadoso. Acercó al pueblo de Cachemira la palabra de Dios. Muchos se convirtieron en discípulos suyos.
Jesús tomó a Maryan y tuvieron varios hijos y vivió 40 años más.
Tomás hizo construir la tumba de Jesús en el lugar exacto donde expiró, en el distrito de Khanyar, hoy en día en pleno centro de la ciudad de Srinagar, capital de Cachemira. En la calle puede verse un poste de tendido eléctrico y un cartel azul con la inscripción en blanco “Rozabal”, palabra que se le aplica a las tumbas de los profetas.


      Todo este relato está sacado del libro de mi bibliteca Jesús vivió y murió en Cachemira, de Andreas Faber-Kaiser. Una investigación asombrosa, con datos, lugares y rutas que el mismo escritor realizó.
Una obra polémica que no tedajará indiferente.
Esta es una de las muchas teorías que hay sobre la muerte de Jesús y que hay que juzgar y valorar cuidadosamente, tanto en el ámbito histórico como en el de la Fe.


                                                                                                 Fiat Lux.

No hay comentarios:

Publicar un comentario