15
de abril de 1945, base militar naval de Kristiansand (Noruega), el capital Heinrich
Fheler, asume el mando del submarino alemán U-234. Que se caracterizaba por su
gran tamaño y por no disponer de lanzadera de torpedos, un gigantesco submarino
de transporte.
Bajo
órdenes del jefe de la Gestapo ,
Heinrich Müller, el U-234 parte rumbo al mar del Japón con una misión muy
concreta: entregar la carga a la marina imperial japonesa. Un servicio de
mensajería catalogado como “Estricto Alto Secreto”, pues su contenido cambiaría
el curso de la guerra.
El
acceso a los compartimentos de carga estaba restringido solo a los oficiales
del sumergible y a dos extraños oficiales nipones. El capitán Feller trazó
cuidadosamente el rumbo para evitar a los enemigos, sin saber que su verdadero
enemigo iba a bordo.
A
las tres semanas de viaje, gran parte de tripulación del U-234 comenzaron a
sufrir ataques de vómitos, nauseas y mareos, sobre todo el personal que operaba
en los compartimentos de estribor más cercanos a la carga; esto sumado a los
informes militares que auguraban la inminente derrota del Tercer Reich en
Europa obligaron al capitán Feller a tomar una decisión.
El
13 de mayo de 1945, casi un mes después de partir de Noruega, el U-234 alzó la
bandera blanca frente al destructor americano USS Sutton, los oficiales
japoneses que iban a bordo se suicidaron tan pronto conocieron las intenciones
del capitán.
La
sorpresa de los americanos fue mayúscula cuando comprobaron que en su
interior transportaban lo más avanzado de
las ciencias y tecnologías alemanas, un cazabombardero ME-262 desmontado pieza
a pieza, componentes vitales de misiles y cohetes, equipos electrónicos de
comunicación, radares, las ultimas espoletas de proximidad, revolucionarias
granadas anticarro, medicamentos contra la malaria, es decir, todo lo que el
Tercer Reich había estado desarrollando.
Pero
lo más importante eran los rumores, rumores de que entre las 240 toneladas de
carga existía un misterioso container que hacía enfermar a los marineros. Una misteriosa
caja metálica con la esvástica, un número de serie y las palabras “Proyecto Uranio”.
Para
los militares estadounidenses que desembarcaron la carga en Post Mounth aquellas palabras no les sonaban a nada, pero
un oficial de inteligencia conocedor del proyecto “Manhattan” (nombre en clave
de un proyecto científico llevado oa cabao en secreto durante la Segunda Guerra
Mundial por los EEUU en colaboración con Reino Unido y Canadá. El objetivo era
el desarrollo de una bomba atómica antes que los alemanes).
Este
supo nada más verlo que en aquel container había oxido de uranio o como mínimo
algo conectado con la energía atómica. Algo que vendría de perlas a los
científicos norteamericanos que estaban estancados en el proyecto Manhattan y
no eran capaces de conseguir la bomba atómica.
Es
más es fácil encontrar documentación sobre el proyecto de la bomba de plutonio.
Cada una de las fases de su desarrollo están lo suficientemente catalogadas en
miles de artículos y declaraciones de los artífices del proyecto Manhattan, sin
embargo, es mucho más difícil encontrar documentación desclasificada sobre el
modelo de la bomba de uranio lanzada sobre Hiroshima.
Dicha
bomba y su uso siguen provocando entre historiadores y expertos agrias
discusiones acerca de su verdadera naturaleza, pero la contestación definitiva
a todas estas cuestiones puede ser resuelta con una sencilla explicación, ¿y si
la bomba de uranio de Hiroshima ha había sido probada con antelación por los
alemanes en un remoto bosque siberiano?
Lo
que si sabemos es que el 9 de agosto de 1945 los japoneses se rinden, la guerra
había acabado y el estado de euforia general entre los aliados hace que se baje
la guardia ante la prensa, incluso los científicos implicados en el proyecto
Manhattan hacen declaraciones a la prensa, entre ellos, uno de los principales
responsables del mismo.
Openhimer
afirma en una inocente entrevista sobre los apuros y prisas que la bomba de
plutonio había ocasionado entre su equipo de trabajo lo siguiente: era una bomba
que los alemanes ya habían probado, no había nada que investigar, solo usarla.
¿debemos
creer entonces que la bomba que lanzó el Enola Gey durante la Segunda Guerra Mundial sobre
Hiroshima era en realidad un arma nazi?
Fiat Lux.
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