Hassan Ibn Saba se dispone a destruir el Imperio Otomano con un método tan inhumano como infalible: la ilusión del Paraíso.
Secta radical Ismaelí, (año 1092) liderada por el conocido como el viejo de la montaña, un místico teológico,que decía tener la llave que abre el paraíso, aislado en su fortaleza de Alamut, se convertiría en el principal precursor de la Orden de los Hashashins " fumadores de hachís" con los malabarismos del engaño y los trucos de la mentira, con astutos preparativos sentó los cimientos de sus guerreros, los devotos, aquellos que ofrecen su vida por la causa, la obediencia al seguir a su líder es tan poderosa que no existe tarea por ardua, peligrosa o difícil que sea que no estén dispuestos a ejecutar con el mayor celo tan pronto se les ordene.
Cuando hay algún príncipe que eliminar Hassan Ibn Saba entrega a uno o varios de sus asesinos una daga y al instante, el que haya recibido la orden llevará a termino su misión sin tener en cuenta las consecuencias que sus actos puedan reportarle, despreciando incluso cualquier posibilidad de escapar; decidido a completar su misión se esforzará por hacer todo lo necesario hasta que se le presenta la oportunidad de cumplir con la orden.
¿Como podían seguir tan fervientemente sus designios? A través de un ritual de iniciación que tenía lugar en la estancia de los nizaríes y en el que a través del consumo de hachís, se iniciaba y guiaba a los jóvenes adeptos (los más devotos y capaces) a entrar en el paraíso.
El había hecho cerrar un hermoso valle en las montañas que había convertido en un harem de lujo y placeres, los más elegantes que se pudiera imaginar: la mujeres más hermosas del mundo (entre 12 y 20 años) , vino, leche, miel, frutas y música, todo era así para que se creyera que era verdaderamente el paraíso. Ahora bien, ningún hombre estaba autorizado a entrar en el paraíso excepto aquello a los que el viejo pretendía convertir en sus assassinis.
El ritual consistía en darles de beber una droga que los hacía entrar en un profundo sueño, entonces mandaba que los llevaran al recinto, de modo que al despertar descubrían que se hallaban en el jardín de harem, después de disfrutar de todos los placeres los volvían a drogar y de vuelta a sus aposentos, cuando despertaban, creían fervientemente que su maestro,verdaderamente, le había llevado al paraíso, y lo volverían a visitar cuando cumplieran su misión.
Cuando quería acabar con algún enemigo le decía a estos jóvernes, "ve y mátalo y cuando regreses, mis ángeles te conducirán al paraíso".
La palabra asesino ya había comenzado su viaje, su reputación era el estandarte que les predecía al combate, hombres cegados por la fe que acechaban en la oscuridad, capaces de disfrazar sus identidades y creencias, políglotas, educados, expertos en el sigilo y la infiltración, aptos para pasar desapercibidos en los círculos sociales más selectos, esperando durante meses asestar el golpe mortal, una secta terrible y temible conocida por los cruzados.
De mi último libro leido: Alamut de Vladimir Bartol.
Fiat Lux.
El ritual consistía en darles de beber una droga que los hacía entrar en un profundo sueño, entonces mandaba que los llevaran al recinto, de modo que al despertar descubrían que se hallaban en el jardín de harem, después de disfrutar de todos los placeres los volvían a drogar y de vuelta a sus aposentos, cuando despertaban, creían fervientemente que su maestro,verdaderamente, le había llevado al paraíso, y lo volverían a visitar cuando cumplieran su misión.
Cuando quería acabar con algún enemigo le decía a estos jóvernes, "ve y mátalo y cuando regreses, mis ángeles te conducirán al paraíso".
La palabra asesino ya había comenzado su viaje, su reputación era el estandarte que les predecía al combate, hombres cegados por la fe que acechaban en la oscuridad, capaces de disfrazar sus identidades y creencias, políglotas, educados, expertos en el sigilo y la infiltración, aptos para pasar desapercibidos en los círculos sociales más selectos, esperando durante meses asestar el golpe mortal, una secta terrible y temible conocida por los cruzados.
De mi último libro leido: Alamut de Vladimir Bartol.
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