Lucifer seguía atento a los acontecimientos que se sucedía, agazapado observando el devenir de las criaturas de Dios y curioseando vio a Adán y a Eva haciendo el amor, desnudos y sin avergonzarse, se puso
celoso y juró: “Destruiré a Adán, me casaré
con Eva y gobernaré verdaderamente”.
Espero
a que Adán yaciese con Eva y se quedase dormido, y entonces ocupó su lugar. Eva
se entregó a Él y concibió a Caín.
Eva
no tardó en arrepentirse y exclamó llorando: “!Ay, Adán, he pecado!”. Destiérrame
de la luz de tu vida. Iré al oeste y allí esperaré la muerte”.
Tres
meses después, cuando llegó al Océano, Eva reunió ramas y construyó una choza.
Cuando le llegaron los dolores del parto rogó a Dios que le permitiera alumbrar, pero inútilmente, sólo pudo suplicar
al Sol y la Luna
que informaran a Adán en su siguiente circuito al este. Ellos lo hicieron y
Adán se apresuró a ir junto a Eva, la encontró todavía con los dolores del
parto y unió sus suplicas a las de ella. Dios envió doce ángeles y dos virtudes
encabezados por Miguel, quien se colocó a la derecha de Eva, acariciándole el
rostro hasta que dio a luz.
Como
el rostro del infante Caín brillaba angelicalmente, Eva supo que Adán no era su
padre.
Después
Eva dio a luz a otro hijo, que se llamó Abel.
Eva
tuvo un sueño en el que vio a Caín bebiendo la sangre de Abel. Cuando le contó
el sueño a Adán le dijo: “Debemos separar
a nuestro hijos”.
En
consecuencia, Caín fue criado como agricultor y Abel como pastor y cada uno
vivía en su propia choza.
Caín
ofreció a Dios un sacrificio con los primeros frutos, en tanto que su hermano
Abel el mejor cordero de su rebaño. Cuando Dios aceptó la ofrenda de Abel
rechazó la otra y Caín se puso negro de ira. Dios le preguntó: “¿Por qué te tomas a mal?!domina tus celos y tu orgullo!.
Dios
aceptó la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín con un buen motivo, pues en
tanto que Abel había elegido el mejor cordero de su rebaño, Caín sólo había
puesto en el altar unas pocas semillas de lino.
Caín
iba paseando cuando se le apareció Lucifer y le dijo: “¿Vas a perdonar la vida de ese adulador?”. El engaño hizo efecto, en un ataque de ira Caín mató a su hermano Abel.
Dios
impuso a Caín siete castigos peores que la muerte misma, un cuerno vergonzoso
que le brotaba de la frente, un hambre voraz que nunca se saciaba, y la
decepción en todos sus deseos, una perpetua falta de sueño y la orden de que
ningún hombre lo protegiera ni matara.
Adán
temiendo que otro hijo de Eva y él pudieran compartir el mismo destino que
Abel, se abstuvo del acto sexual con ella durante ciento treinta años. En todo
ese tiempo llegaban los súcubos a Adán causándole sueños pecaminosos y los
íncubos violaban a Eva mientras estaba dormida. Estos eran ángeles creados por Dios el Sexto Día, y antes de que pudiera
completar sus cuerpos se puso el sol y al anochecer comenzó el Sabat por lo que no terminó la fase de
creación y se convirtieron así en seres tenebrosos.
Pero
un Ángel de Dios ordenó a Adán que se acostase con Eva prometiendole un hijo
llamado Set, que significa “consuelo”.
Después
del nacimiento de Set, Adán volvió a la abstinencia, pero siete años después
Dios volvió a decirle a Adán que se acostase con Eva prometiendo que
impediría que los tentase Lucifer con lujuria e indecencia.
Antes
de morir Eva le dio a Adán treinta parejas de mellizos, un hijo y una hija cada
vez. Adán vivió ochocientos años después del nacimiento de Set.
Pasó algún tiempo y...
Había en el país de Hus un hombre llamado JOB, un hombre perfecto, íntegro,
temeroso de Dios y apartado del mal.
Dios
lo había protegido, dado riquezas y prosperidad.
Un
día el Señor se encontró con Lucifer y le preguntó: “¿de donde vienes?
Lucifer
le respondió: “De recorrer la tierra y
pasearme por ella”.
Y
Dios le dijo: “ Has reparado en mi siervo
Job? No hay nadie en la tierra como él”.
Lucifer
pensó que si le quitaba esa prosperidad este le maldeciría; Dios aceptó el reto y
permitió que tuviera lugar la prueba.
Con
el permiso concedido salió Lucifer a llevar al desastre a Job. Se llevaron sus
bueyes y asnos, más tarde robaron sus camellos. Sus hijos murieron en el
transcurso de una violenta tormenta, pero la confianza de Job en Dios seguía
intacta, el nada podía saber de los acontecimientos que estaban sucediendo. Job
era el centro de atención de los dos mundos, el Cielo y el Infierno. Así Dios
como sus ángeles y así como Lucifer y sus demonios observaban con interés el
desarrollo de la prueba.
Volvieron
a verse y Dios le dijo: “Le has incitado
contra mi y aún sigue firme en su entereza”, a lo que Lucifer respondió: “Piel por piel, que todo lo que tiene el
hombre está dispuesto a darlo por su vida”.
Lucifer
salió de la presencia de Dios y fue a herir a Job con un llaga maligna desde la
plata de los pies hasta la coronilla; su mujer le dijo: “¿todavía preservas en tu rectitud?, sal y maldice a Dios y muere”.
Job 2.6-21: “Desnudo
salí del vientre de mi madre, desnudo allá regresaré. El Señor me lo había
dado, el Señor me lo ha quitado; sea bendito el nombre del Señor”.
Después
de haber dirigido estas palabras, Dios reconoció su inocencia curó su herida y
multiplicó su prosperidad. Job permaneció vivo hasta la edad de ciento cuarenta
años.
La
fe inquebrantable de Job hizo ganar la batalla a Dios.
Apocalipsis 12:7-9: “Y hecha una gran batalla en el Cielo,
Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón y su ángeles y no prevalecieron,
ni su lugar fue hallado más en el Cilelo. Y fue lanzado fuera aquel gran
dragón, la serpiente antigua, que le llama Diablo y Satanás, el cual engaña a
todo el mundo; fue arrojado en tierra y sus ángeles fueron arrojados con él”.
Continuará.........otra vez.
Continuará.........otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario