Entre 1764 y 1767, en la región montañosa de Gavaudan, en el centro de Francia, entre 60 y 120 personas, la mayoría mujeres y niños fueron horriblemente asesinadas a dentelladas y descuartizadas por una misteriosa bestia que mantuvo aterrorizada a la población.
En el invierno las muertes se incrementaron a dos víctimas por semana, incluso podía atacar en el mismo día en poblaciones que se encontraban a cierta distancia. Todo parecía apuntar a una manada de lobos, salvo por algunas diferencias un tanto inquietantes; las víctimas además de aparecer descuartizadas, decapitadas y con la cabellera cortada (si, como lo estas leyendo), sus víctimas no eran animales sino la mayoría mujeres y niños.
Los
testimonios de los pocos testigos y supervivientes rechazaron la autoría a un
lobo. La bestia era una criatura gigantesca de pelo rojizo y con un tamaño
mucho mayor a un lobo, según algunos tan grande como un caballo, con rayas
negras en los cuartos traseros y una cresta de pelo largo en el lomo, era larga
y musculosa, las mandíbulas fuertes con dientes enormes.
El método de matar era muy inusual para un depredador, ya que muy a menudo se centraba en la cabeza, no a otras áreas que otros depredadores suelen atacar como cuello o piernas. Como consecuencia la arrancaba y a veces el cuerpo solía estar partido en dos.
El método de matar era muy inusual para un depredador, ya que muy a menudo se centraba en la cabeza, no a otras áreas que otros depredadores suelen atacar como cuello o piernas. Como consecuencia la arrancaba y a veces el cuerpo solía estar partido en dos.
El
nerviosismo se apoderó de la población y estallaron en disturbios. Se acusó a
varios vecinos de ser hombres lobo, otros acusaban a gitanos por haber criado a
una bestia salvaje en su circo y que esta se había escapado al monte.
Numerosos
cazadores de Francia y Europa se acercaban a la zona atraídos por la
recompensa que el Rey de Francia había prometido a quien diera muerte a la
bestia.
En
Junio de 1767, el Marqués de Apcher, una de los señores de Gevaudan organizó
una batida, entre los cazadores se encontraba Jean Chastel. Según parece la
bestia pasó ante él, momento que aprovecho para dispararle una bala de plata de
una medalla de la Virgen ,
rompiéndole varias vértebras. El animal fue descrito como un lobo desmesurado
de 64 kilos. Tras exhibir los restos del animal por el lugar, el esqueleto fue
donado al Mueso de Ciencias Naturales de París, perdiéndose en 1830 en un
incendio causado por los revolucionarios que se levantaron contra Carlos X.
En
total se calculó que las víctimas estarían alredeor de 120, de las cuales una
70 fueron asesinadas y el resto heridas.
Aún
nadie ha sabido descifrar el origen de la naturaleza de esta bestia aunque yo
tengo dos teorías: una, que es Jacob de “Crepúscolo” o dos; la Mussonna de nuestro Carnaval
de Aguilas.
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