jueves, 24 de julio de 2014

LA BATALLA POR EL CIELO (PARTE III)

Tras su expulsión, Lucifer no estaba en condiciones de atacar a Dios directamente, así que fijó un objetivo, sino podía ser Dios conseguiría su venganza destruyendo su mejor creación y así plantar la semilla del Mal.
Juró que reclamaría lo que era suyo y usurparía el puesto de Dios.
Pero Lucifer no tenía prisa, vigiló con astucia los acontecimientos que se desarrollaban, se sentó en su trono y espero el momento………
Y este llegó; el de la creación humana.


La primera guerra comenzó en el Jardín del Edén, Lucifer fijó allí su objetivo: Adán y Eva.


Según el Libro de Enoc, el nombre de Adán proviene de las iniciales de los cuatro vientos principales: Anatole, Dysis, Arctos y Mesembria, porque su cuerpo fue creado con polvo recogido de los cuatro puntos cardinales. Los ángeles Gabriel, Miguel, Israfil y Azael vinieron, Su mano derecha tendida a través del mundo y observaron como tomaba polvo, pequeño como un grano de arena, de toda la tierra y una gota de agua, de todas las aguas del universo, y un poco de viento, de todo el aire, y un poco de calor, de todo el fuego, y reunió  estos cuatro elementos en un hueco de Su mano, y así creó a Adán.

Dios permitió que Adán y su esposa Eva comieran los frutos de todos los árboles del Edén menos los del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, pues probarlos e inclusive tocarlos implicaría la muerte.

Lucifer bajó al Edén en forma de serpiente y espero a que Eva estuviera sola para tentarla, ¿su modus operandi? Confundirla.


¿no os ha prohibido que comáis cualquier fruto? Y ella respondió: “no, pero nos advirtió bajo pena de muerte que nos abstengamos de comer del fruto del  árbol que está en medio de este jardín”. La serpiente exclamó: “!entonces, Dios os ha engañado! Su fruto no causa la muerte; solo confiere sabiduría. Os mantiene en la ignorancia”. Y así fue como convenció a Eva para que probase el fruto, y Adán hizo lo mismo.

Cuando hubieron comido Adán y Eva se miraron, y comprendieron de pronto que estaban desnudos, cogieron unas hojas de higuera y se hicieron unos delantales.
Oyeron que Dios se paseaba por el jardín al atardecer y se escondieron entre los árboles.
Dios llamó, diciendo: “!Adán!” y luego: “Adán, ¿dónde estás?” Asomo Adán de su escondite y dijo: “te he oído en el jardín y avergonzado porque estaba desnudo, me escondí”. Dios preguntó: “¿Qué te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿es que has comido del Arbol Prohibido?” Adán respondió: “Eva me dio el fruto del árbol y lo comí”. Dios se volvió a Eva y dijo: “Ay de ti, mujer! ¿Qué has hecho?” Y Eva, suspirando, contestó: “La serpiente me engañó”. Dios maldijo a la serpiente: “Perderás tus piernas, te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida”.
Luego maldijo a Eva: “Multiplicaré tus trabajos y tus penas. Parirás con dolor los hijos y buscaras con ardor a tu marido, que te dominará”.


Su siguiente maldición cayó sobre Adán: “Por haber escuchado a Eva antes que a Mí, maldigo la tierra que habrás de labrar todos los días de tu vida, comiendo el pan con el sudor tu frente, teniendo que arrancar espinas y abrojos. Y por fin la muerte devolverá tu cuerpo al polvo del cual has sido formado”.
Como los delantales de hojas de higuera eran demasiado frágiles para el trabajo duro, Dios misericordioso dio a Adán y Eva túnicas de pieles. Los arrojó del Edén y apostó en la puerta oriental un querubín llamadao“la Llama de las Espaldas Remolientes” para impedir el paso.

Lucifer reía, porque le había ganado la batalla ya poseía numerosos dones, entre ellos sabiduría y un gran conocimiento de los secretos de la Creación ya que Dios lo exaltó a la posición de virrey y elevado a la categoría de indiscutible durante su creación.

A partir de ese momento la Creación sufrió un colapso manifestándose así el dualismo; el Bien y el Mal.


Adán y Eva fueron expulsados del Edén el primer viernes, el día en que ambos fueron creados pecaron. En el primer sábado Adán rogó perdón a Dios. Cuando terminó fue al Alto Guijón, el más caudaloso de los ríos, y allí hizo penitencia durante siete semanas, metido en medio de la corriente con el agua hasta el mentón.
Después un Angel se apiadó de él y le enseñó a utilizar unas tenacillas para el fuego y un martillo de herrero, así como a manejar los bueyes para arar.

Arrojados del Edén, Adán y Eva descansaron en la orilla de un río y, aunque se alegraban de haber evitado la muerte inmediata, cavilaban sobre su pérdida de inmortalidad, preguntándose como podían asegurar la continuación de la humanidad. Lucifer dándose cuenta de que a Adán le preocupaba ese problema, proyectó una nueva venganza.
Él y diez de sus ángeles escaparon del calabozo subterráneo y, asumiendo la identidad de mujeres incomparablemente bellas, fueron a la orilla del río. Allí saludaron  a Adán y a Eva y éste le preguntó incrédulo: “¿Ha engendrado la tierra  verdaderamente criaturas tan incomparables como estas, como os multiplicáis?”. Lucifer contestó con voz femenina: “Los hombre se acuestan amorosamente con nosotras. Nuestros vientres se hinchan, parimos infantes, éstos llegan a la madurez y hacen lo mismo que hemos hecho nosotras. Si no me crees te lo demostraré”. 

En ese momento, otros ángeles caídos disfrazados salieron del lecho del río, y Lucifer dijo: “Estos son nuestros maridos e hijos”. Todos hicieron cosas feas delante de los ojos de Adán. Después dijo: “Haz esto con Eva, pues sólo así puedes multiplicar tu raza”.

El fuego del pecado comenzó a arder por las venas de Adán, pero se abstuvo de realizar un acto vergonzoso públicamente a la luz del día, e imploró la guía de Dios que envió un ángel que casó a Adán y a Eva y les ordenó que oraran durante cuarenta días y cuarenta noches antes de unirse como marido y mujer.

Esta vez Lucifer volvió a perder. Y a pesar de una resistencia frenética Lucifer y los suyos fueron obligados a retirarse. De los cielos cayó otra vez el Príncipe de las Tinieblas y con él sus ángeles perversos.
Un gran ángel bajó del Cielo con la llave del Abismo lanzando y encadenado al fondo a un buen número de ángeles caídos.

Pero nada más lejos de la realidad, porque perversos emisarios del crepúsculo siguen agazapados, esperando el momento preciso. Se ocultan del sol y aguardan a que el hombre se despisten un solo segundo para volver a lanzar un nuevo ataque más preciso y más letal.

                                                                     Continuará………………
                                                                 







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